Columna de opinión: El Equilibrio Político en Democracia.

El 4 de Septiembre se realizará el plebiscito de salida del proceso constituyente. Lamentablemente, la composición de la Convención Constitucional hacía prever que los partidos de oposición al actual Gobierno tendrían muy poca influencia en las decisiones y confección propuesta de carta magna para Chile, lo que se evidencia en la discusión de forma, fondo y su resultado.

Ciertamente, la deficiente campaña comunicacional y conceptual de la opción Rechazo no contribuyeron a que ambas posturas ciudadanas logren equilibrada representación frente al proceso ideológico que estamos viviendo.

La actual composición de la CC indica que los sectores más de izquierda o progresistas representan el 40,9%. Luego, tres colectivos más moderados (Frente Amplio, Partido Socialista, Independientes No Neutrales) suman un 29,2%. Si aquellos colectivos lograban un entendimiento, juntos hubieran sumado 108 votos (5 votos más de los 103 necesarios para aprobar artículos en el pleno de la Convención). Puesto de otro modo, una alta coordinación de las fuerzas de izquierda y centro-izquierda determinaría que el punto de equilibrio se encontraba más o menos cerca de los votos de Independientes No Neutrales y de la Lista del Apruebo. Afortunadamente no existió capacidad de coordinación para elaborar una propuesta constitucional solo para algunos.

Definitivamente este proceso político y administrativo ha acentuado las divisiones del país tras el movimiento social del 2019. Nunca son recomendables las extremas posiciones cuando buscamos cuidar la democracia que tanto ha costado construir. La moderación social tiene también un valor en si mismo cuando el objetivo es generar cambios y transformaciones importantes para todos los segmentos de la sociedad.

Hoy, la debilitada figura de la Convención Constitucional no asegura la necesaria credibilidad en torno a las decisiones propuestas. Por lo anterior, el sistema político tiene como deber anticiparse a los tiempos que se avecinan porque necesitamos un país de reactivación económica con la mirada puesta en generar certezas para la inversión y volver hacer despegar a Chile sin mirada de ”chorreo”, sino del anhelado desarrollo social en el contexto de un Gobierno sin mirada de futuro