El 17 de Diciembre culmina un nuevo proceso constitucional. Ciertamente, existe una fatiga electoral que tiene bastante desgastada a la ciudadanía, no obstante, nuestra responsabilidad cívica nos obliga a participar y construir nuestra visión respecto a la sociedad que queremos construir.
Dos opciones segmentaran a la ciudadanía y no hay posiciones intermedias: A Favor o En Contra. De lo anterior, la opción favorable se concentra en los bordes constitucionales acordados por todos los sectores políticos para impulsar un segundo proceso político que hoy propone una nueva Carta Magna para Chile, y que todos esperamos tenga ya su punto final.
La opción A Favor no responde a la postura de un exclusivo sector político porque simplemente encarna los anhelos de la golpeada clase media. Si bien, la nueva Constitución no resolverá automáticamente los dolores sociales de Chile, si construirá un paraguas mínimo de protección social que con una eficiente bajada legislativa permitirá materializar leyes que apunten a un mejor bien común.
La campaña electoral de ambas opciones será breve, y siempre debemos marcar una diferencia sobre la redacción de un texto actualmente escrito con transversalidad y responsabilidad. Siempre será importante romper caricaturas ideológicas que no permiten que avancemos como país, y considero importante enfocarnos en dimensiones sensibles y de inquietud ciudadana.
En este punto y sobre Derechos de Mujer, vale la pena relevar que la izquierda es la responsable de que hoy las mujeres se manifiesten lejanas a la nueva propuesta constitucional. Existe una campaña permanente de mentir sobre que esta propuesta atenta contra la mujer y sus derechos, sin considerar que el 50% del texto fue votado por unanimidad. Y como siempre son necesarias las comparaciones, la actual Constitución solo consagra el “nacer iguales en derechos” a modo muy sucinto, mientras que la nueva propuesta promueve “consagrar” derechos esenciales como la igualdad salarial, la sala cuna universal; el plan universal de salud sin discriminación por sexo; el acceso igualitario y equitativo a distintos cargos públicos; y la promoción de la corresponsabilidad familiar.
Es el artículo 16 en su inciso 3 donde la nueva propuesta contempla derechos y libertades fundamentales consagrados en el texto. El derecho a la igualdad ante la ley y la no discriminación. De este modo, ni la ley ni la autoridad podrán establecer diferencias arbitrarias: “Hombres y mujeres son iguales ante la ley. En Chile no habrá persona ni grupo privilegiado”.
Por otro lado, se establecen numerosas normas escritas por mujeres, tales como la paridad de entrada, donde el Estado tiene la obligación de asegurar la igualdad en el acceso para cargos de elección popular a hombres y mujeres, además de una paridad de salida que es transitoria, pero que va a permitir disminuir la desigualdad para que las mujeres puedan ocupar cargos de elección popular. El Estado tiene que garantizar el ejercicio de la participación política de las mujeres que se ha impulsado en las últimas décadas con un simbólico resultado que nos permite emparejar la cancha de las oportunidades en el mundo público.
Ademas, y con respecto a la conformación de los partidos políticos, se incluye que la ley tiene que asegurar participación con equilibrio de género para sus órganos colegiados.
Respecto a la ley de interrupción del embarazo en tres causales, no se ve afectada por el nuevo texto, y decir lo contrario es una mentira.
Sobre derechos laborales “se proscribe la discriminación arbitraria en materia de retribución por trabajo de igual valor y con el mismo empleador, especialmente entre hombres y mujeres”.
Para finalizar, la nueva propuesta constitucional fue “escrita con Letra de Mujer”, ya que fueron 25 las mujeres Consejeras que participaron de la redacción del texto, además de la Comisión Experta que integraba a mitad de mujeres.
En resumen, el texto constitucional de origen menciona la palabra Mujer una vez. Realizar un comparativo de manos textos es la base de toda decisión pensando en el bien de Chile.
En la recta final del proceso constitucional sería relevante un eficiente rol informativo del Estado. A favor porque es mejor, y para que culmine una incierta etapa política y social que la ciudadanía no quiere repetir.
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