En una entrevista inusual para el programa «Puntos de Vista» de Radio 45 Sur, el periodista Hugo Araya Leiva conversó con Rodrigo Sandoval, un guardia de seguridad chileno residente en la ciudad de Coyhaique, sobre su participación en el conflicto bélico ruso-ucraniano. Sandoval, originario de Purranque y con cuatro años viviendo en la zona austral de Chile, relató su experiencia como combatiente en las filas de un batallón internacional, luchando a favor de las fuerzas ucranianas.
La conversación, que se alejó de los temas habituales de política y contingencia del programa, exploró las motivaciones y vivencias de Sandoval en una guerra que ha captado la atención mundial. El propio entrevistado describió su decisión como impulsada por la «convicción de ayudar al pueblo ucraniano» tras ver las noticias del conflicto en febrero de 2022. «No fui por dinero,» enfatizó, diferenciando su motivación de quienes buscan en la guerra una oportunidad económica.
Sandoval se unió al Batallón Argo Hispano, una unidad dependiente de la 59ª Brigada de Infantería Mecanizada del ejército ucraniano, compuesto principalmente por hispanohablantes, con una fuerte presencia de argentinos. A pesar de la barrera idiomática, donde el ucraniano y el ruso son predominantes, el traductor se convirtió en una herramienta esencial para la comunicación y movilización en el terreno.
El ex soldado chileno, que realizó su servicio militar en el Regimiento Arauco en Osorno y se especializó como zapador, destacó cómo su formación militar fue crucial en el campo de batalla. Esta experiencia le permitió participar en asaltos a localidades y en la limpieza de zonas peligrosas, donde la detección de trampas, cazabobos y minas terrestres era vital.
La entrevista pintó un panorama crudo del teatro de operaciones en el este de Ucrania, en zonas como Peromaiske, donde Sandoval combatió de cerca con fuerzas rusas, llegando a estar a tan solo 20 metros del enemigo. Describió un escenario de ciudades en ruinas, clima extremo con temperaturas bajo cero y pocas horas de luz al día. La guerra, según su relato, es altamente tecnológica, marcada por el uso intensivo de drones, tanto de exploración como kamikaze, estos últimos representando un peligro constante por su capacidad de ataque con explosivos.
A pesar de la disparidad en equipamiento y armamento entre las fuerzas rusas y ucranianas, Sandoval señaló que el ejército ucraniano se beneficia del apoyo occidental, equilibrando en cierta medida las fuerzas. Sin embargo, reconoció que las zonas donde combatió, como Peromaiske, se encuentran actualmente bajo control ruso, aunque «no se pierde la esperanza de recuperarlas algún día».
En un tono reflexivo, el combatiente oriundo de la décima región compartió momentos de peligro extremo, incluyendo un ataque con drones kamikaze que presenció de cerca, y una herida en la rodilla provocada por una esquirla de mortero, que a pesar de todo, no le impidió seguir combatiendo. También lamentó la pérdida de compañeros en el conflicto.
Consultado sobre el estado actual de la guerra, Sandoval explicó que, aunque la situación se mantiene en un punto muerto en algunas zonas, su batallón sigue operando en la ofensiva rusa. Su ex comandante le ha solicitado que regrese, una decisión que Sandoval está analizando, considerando el peso de la familia y la necesidad de evaluar si «vale la pena volver o no».
Para finalizar, Rodrigo Sandoval dejó una reflexión contundente sobre la guerra: «Ninguna guerra es bonita. Uno ve la tristeza, ve niños, y ve muchas cosas que no le gustaría ver». A pesar de las duras experiencias, reafirmó su convicción inicial de ayudar al pueblo ucraniano, dejando abierta la posibilidad de un regreso al frente en el futuro.
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