El cambio de hora es un evento anual en Chile que requiere que gran parte de los habitantes ajusten sus relojes para adaptarse al horario estacional. Este año, la última modificación ocurrió el pasado 6 de abril, cuando el país pasó del horario de verano al de invierno. Sin embargo, se aproxima un nuevo ajuste, programado para el sábado 7 de septiembre de 2024, cuando se adelantará la hora para aprovechar más la luz natural durante el día. A las 23:59 de esa noche, los relojes deben adelantarse a las 01:00 del domingo, marcando el inicio del horario de verano.
Es importante destacar que este cambio afecta a la mayoría del territorio de Chile continental, exceptuando la región de Magallanes y la Antártica Chilena, que mantiene el horario de verano todo el año desde 2016. En Chile insular, incluyendo Rapa Nui y el archipiélago de Juan Fernández, también se debe realizar este ajuste. Aunque el cambio de hora trae consigo beneficios en términos de luz solar, puede causar alteraciones en el sueño y el ciclo circadiano, como somnolencia diurna, irritabilidad y fatiga.
Para mitigar estos efectos, la experta Beatriz Arteaga, Directora de la Escuela de Enfermería de UDLA, recomienda varios pasos: ajustar los horarios de sueño gradualmente antes del cambio, mantener una rutina de sueño constante, y evitar estimulantes y actividades intensas antes de dormir. Así, el cuerpo puede adaptarse más fácilmente a la «hora menos de sueño» que conlleva este ajuste. El próximo cambio de hora está previsto para abril de 2025, continuando con el ciclo de cinco meses de horario de invierno y siete de verano en Chile.
En Aysén, un movimiento ciudadano solicitó el mantener durante todo el año el horario de verano, tal cual lo hacen en Magallanes, aludiendo a la condición de nacimiento del presidente como garantía de éxito, no obstante, este anhelo parece haber quedado plasmado en alguna carta o documento olvidado en algún archivero o cajón de alguna oficina pública.
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